¿Rusia y Ucrania al borde de la «tercera guerra mundial»?
Rusia prosigue con su plan de apropiarse por la fuerza del 40% del territorio ucraniano, habiendo hasta hoy conseguido arrebatar menos del 20%, debiendo a su vez vencer a la OTAN antes del 2028, cuando las predicciones demográficas le impedirían enrolar suficientemente jovenes en las fuerzas armadas.
Tomando como referencia las 2 primeras guerras mundiales del presente siglo (1914-1918 y
1939-1945) una tercera guerra mundial «no debería restringirse a un conflicto limitado y localizado
entre 2 o 3 Estados», sino un enfrentamiento que implique «suficientemente poderosos Estados
en términos de proyección de fuerzas por varios continentes y océanos», utilizando «armas
atómicas… matando inmensamente poblaciones diversas repartidas en vastos espacios». (1)
Las declaraciones del Presidente estadounidense, Donald Trump y de su Secretario de Estado,
Marco Rubio, exhortando a Rusia y Ucrania, a poner fin al conflicto, mediante un pacto de alto el
fuego, hasta ahora solo aceptado por Ucrania, y en vista de negociar una solución pacífica, cuyos
contornos se desconocen, no aportan esperanzas de paz. La mediación de Washington amenaza
con retirarse, abriendo el camino a una guerra de envergadura hasta ahora desconocida. (2)
La narrativa del Kremlin reivindica una «civilización rusa» enfrentada al «Occidente global», por
una «rivalidad de civilizaciones», valorando a Ucrania como «decadente, occidental y europea»,
justificando «a posteriori la invasión de Ucrania en 2022 entre otros pretextos antinazis por una
argucia de orden civilizacional». Moscú temería «la porosidad democrática» y el reforzamiento del
poder de Kiev», rechazando su «hipotética adhesión futura a la OTAN», reivindicando la «gran
Rusia, tsarista y soviética». Y perdurarían diferencias económicas respecto al trigo y la energía. (3)
«Vladimir Putin nunca encendió la mínima pre-alerta en 3 años de guerra en Ucrania, ni, a fortiori,
accionó el arma nuclear táctica,… durante las irrupciones militares ucranianas en el frente,
incluso cuando una pequeña porción de territorio soberano ruso, al oeste de Koursk, fue
temporalmente conquistado por Kiev en 2024». O sea que el empleo del arma atómica no implica
«ninguna automaticidad» para Rusia. Los «decididores» deberían resolver en el momento (4)
Debe al respecto saberse que la doctrina de empleo del arma atómica por Rusia, reformada en
2024 bajo impulsión de Vladimir Putin, indica que «el arma nuclear podría ser utilizada contra un
Estado no nuclear que haya recibido el sostén de un Estado nuclear» para atacar a Rusia. Pero
«el Estado nuclear que cedió el arma nuclear al Estado no nuclear» podrá también merecer «una
respuesta rusa». No se observa automaticidad, y es importante el tiempo gramatical utilizado. (5)
«Una acepción geopolítica de la guerra mundial significaría el advenimiento, sobre una parte larga
y consecuente del globo terrestre, de esquemas de administración de sufrimiento y de muerte por
Estados, posiblemente flanqueados de grupos armados, a poblaciones en gran numero, sin duda
con uso de armas atómicas, o de armamento de menor envergadura, no menos devastadora».
Presuntamente «Vladimir Putin subestimó la fuerza de la conciencia nacional ucraniana, la
preparación del Ejercito ucraniano con 8 años de guerra larvada en el Donbas, y finalmente la
determinación de la Unión Europea y del Presidente norteamericano Joe Biden». (6)
En esos 3 años de guerra, «Vladimir Putin habría evocado en 5 oportunidades el «Apocalipsis»,
del que sería responsable el «Occidente global», si prosiguiera la guerra anti-rusa para sostener a
Ucrania. No solamente esa retórica amenazante no será seguida de hechos ofensivos concretos –
ni alerta ni por supuesto el empleo de una bomba ni siquiera táctica, solamente un
desplazamiento ostensible de ciertos vectores balísticos». Oficialmente 7 Estados disponen de la
bomba y otro 9 oficiosamente, sobre 193 que integran el sistema de Naciones Unidas. (7)
No obstante, si «la guerra es una actividad humana colectiva y organizada, en el curso de la cual
se enfrentan fisicamente y mortalmente, hombres y mujeres, derramando sangre voluntariamente,
en un conflicto armado entre varios Estados, suficientemente poderosos, administrando grupos
armados y poblaciones, engendrando sufrimiento y devastación, incluyendo el uso de armamento
nuclear», (8) correspondería a la ONU buscar alternativas para prohibirla y erradicarla.
El proyecto existe desde el 2006, cuando Kofy Annan finalizara su mandato de Secretario General
de la ONU, durante el cual se habría estimado factible reunir una mayoría entre los 193 Estados
miembros, pudiendo abolir el derecho al veto en el seno del Consejo de Seguridad, debiendo
alegar que la convocatoria se vincula con crímenes de lesa humanidad. La base legal serian los
artículos 108 y 109 de la carta de la ONU, llamando a una «Conferencia de Reforma de la ONU«,
para la cual seria necesaria alcanzar al menos un tercio de los 193 votos en la Asamblea General,
necesitando ademas 5 de los 15 miembros con los que cuenta el Consejo de Seguridad,
indistintamente entre los 5 miembros permanentes y los otros 10 no permanentes. (9)
La convocatoria debería examinar 2 proyectos de reforma: «la abolición del derecho al veto y la
redistribución de los escaños permanentes en el Consejo de Seguridad», pero «no en función de
un evento que se produjo hace 3 generaciones anteriores a la presente» al fundarse la ONU en
1945, sino sobre los actuales poderes demográfico y el producto interior bruto», o sea la potencia
económica» de sus miembros, siendo la ONU la única organización mundial competente para
mantener la paz y la seguridad internacionales.(10)
De votarse la reforma, Rusia perdería su escaño permanente en del Consejo de Seguridad de la
ONU, debiendo cederlo a la India, pero para ello el actual Consejo de Seguridad debería
aceptarlo sin que ninguno de sus 5 miembros permanentes se opongan, siendo previsible que
Rusia lo vetará. Ninguna movilización de Estados y oenegés se observa en la ONU desde que el
proyecto de reforma circula confidencialmente. Lo único que podría garantizar que la idea de
afianzar la «seguridad colectiva» se imponga, es una movilización internacional, dificil hoy de
imaginar, con la guerra entre Rusia y Ucrania y el genocidio que comete Israel en Palestina. (11)
Desde Ginebra, Juan Gasparini

(1,3,4,5,6,7,8) Frédéric Encel, «La guerre mondiale n’aura pas lieu», Odile Jacob, 2025.
(2) Le Monde, Paris, 19 de abril de 2025.
(9, 10, 11) Jean Ziegler, Profesor universitario suizo, miembro del Partido Socialista de su país,
primer Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, su libro «Oú est l’espoir?»,
Editions du Seuil, 2024, de la pagina 55 a la 57. El Consejo de Seguridad de la ONU está
compuesto por 5 países nombrados automáticamente por la Asamblea General de forma
permanente y con poder de veto (Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China), mas
otros 10 que se eligen por 2 años, sin poder de veto.